Pets parents: ¿qué pasa con mis mascotas si me separo?
Pets parents: ¿qué pasa con mis mascotas si me separo?
Publicado el Martes, 11 Mar. 2025
Una pregunta muy frecuete en este siglo donde las mascotas han pasado a ser consideradas “hijos” es con quién se quedan ante una separación. ¿Cómo resolverlo?
“Si tu te vas y yo me voy, ¿con quién se queda el perro?”. Así termina el estribillo de una canción de Jesse y Joy que contempla una problemática muy actual y que varias pacientes me han acercado. Y es que hoy en día, a diferencia de otras épocas, muchas parejas han decidido no ser padres y, en su lugar, tener un perro o un gato como si fuera un hijo. El problema es que, al momento de romper, no saben con quién se debería quedar la mascota y allí comienza el caos.
“Yo no pienso negociar eso, se va conmigo a mi casa”, me han dicho muchas veces, afirmándome que del otro lado han dado la misma respuesta. Tras varias sesiones han podido llegar a una resolución y mantener un régimen de visitas con la mascota, aunque estén separados. Ahora, lo que varias se preguntan es ¿hasta cuándo lo podremos sostener? ¿será viable? ¿será saludable?
¿Qué factores deberíamos tener en cuenta a la hora de decidir con quién se queda la mascota?
La realidad es que actualmente existe un vacío legal respecto a este tema: en la gran mayoría de los países del mundo, no hay un marco legal o regulatorio. Y si bien se han logrado avances en cuanto a si perros y gatos son considerados sujetos de derecho o no, hoy en día no queda otra opción que resolverlo desde el sentido común y con terapia, si es necesario.
Ahora bien, en este contexto, se hace necesario plantearse una serie de preguntas para entender exactamente qué nos sucede:
¿Realmente estoy intentado resolver el tema de mi mascota o es una forma de mantener cerca a mi ex pareja?
Esta situación, ¿es saludable?
Mi mascota, ¿es mi mascota o la estoy tratando como si fuera un hijo?
Todos estos interrogantes son muy importantes y sé que pueden generar controversias. Sin embargo, hay que entender que las mascotas, aunque son parte del hogar y la familia, no son hijos, son mascotas, lo que implica que hay que cuidarlos y darles cariño desde ese lugar.
Por otro lado, si hubo alguien que llevó antes al perro o gato, debería ser justamente ese alguien quien se lo lleve, independientemente de que se haya generado un lazo fuerte con la otra persona. Pero…
Si los dos queremos a la mascota, ¿por qué no podríamos establecer un régimen de visitas?
En el caso anterior o si la mascota fue adoptada cuando ya estaban llevando una vida en común, puede surgir la pregunta sobre cuáles son las consecuencias de llegar a un régimen de visitas o sobre cómo se negocia. Ante esto, hay que tener en cuenta algunos puntos:
En primer lugar, si podemos discriminar entre quién pasaba más tiempo con el animal y quién podrá continuar dedicándole tiempo y cuidados (darle cariño, dejarlo con asistencia si nos tomamos vacaciones, tener en cuenta quién podría cuidarlo cuando salimos, si lo vamos a poder alimentar a tiempo). En ese sentido, algunas pacientes me dicen, con todo el dolor del mundo, que lo dejaron con sus ex porque no estaban en todo el día mientras ellos trabajan home office.
En segundo lugar, si podemos llegar a un acuerdo de tenencia compartida. Aquí hay que tener especial cuidado, ya que si nuestro ex hace pareja nuevamente o si nosotras la hacemos, la persona que está del otro lado puede preguntarse si ese vínculo realmente se mantiene por la mascota o si es porque todavía pasa algo en esa pareja. Y también, que cuando uno quiera salir, su ex pareja le lleve justo el animalito a la casa.
Y, en tercer lugar, pensar en qué haríamos si alguno de los dos hace vínculo y no solo eso, adopta otra mascota: ¿qué complicaciones podría traer eso? ¿peleas entre los animales? ¿sería otra forma de “familias ensambladas”?
Ahora bien, hay casos en los cuales hay que cortar el contacto definitivamente con la ex pareja, como cuando esa persona aprovecha la tenencia compartida para insistir con volver, pedir perdón o hacer comentarios hirientes.
¿Cómo se resuelve el problema de la mascota de fondo?
El problema de fondo tiene que ver con reconocer qué significa esta mascota en tu vida y hasta dónde estás dispuesta a llegar en función de retener. Si se trata de que no puedes soltar a tu mascota, si se trata de no soltar a tu ex, si es que te cuestan los cambios o es que tu mascota significa algo más que una mascota.
Esto es fundamental para que no te veas inmersa en situaciones tóxicas o perpetuas, como tampoco en situaciones mezcladas, sin claridad, con el animalito de por medio, como si fuera un paquete.
Todo termina en el mismo lugar. Lo importante es entender que significa para tí el animal, pensar en su sufrimiento, tener en claro si te cuesta afrontar los cambios, si no quieres soltar a tu ex o si te cuesta soltar en general.
Importante: el abordaje de este artículo no se puede generalizar. Para obtener un diagnóstico y herramientas adecuadas a tu caso en particular, debes realizar una consulta con un profesional.
Una pregunta muy frecuete en este siglo donde las mascotas han pasado a ser consideradas “hijos” es con quién se quedan ante una separación. ¿Cómo resolverlo?
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